Todos sabemos que no existe nada mejor que saber lo que se come.
En cuanto a las comidas pre-elaboradas (pizzas, mini pizzas, hamburguesas, empanadas, sándwiches, tacos, productos semi-elaborados congelados, etc.) muchas veces ignoramos cómo han sido preparadas, con qué calidad de alimentos, qué control higiénico se impuso en su manufacturación, etc. No cabe ninguna duda que en aquellas comidas pre-elaboradas con alta calidad industrial, y cuando su rótulo especifica su calidad y composición nutricional, uno puede confiar un poco más y estar algo más seguro.
Casi todas las comidas pre-elaboradas contienen altas cantidades de Na (sal) y grasas, además de conservantes, antioxidantes, y otros elementos que son indispensables para su conservación y saborización. Esto muchas veces no es justamente algo muy saludable, y sobre todo para muchas personas con ciertas enfermedades como ser la hipertensión arterial, el exceso de colesterol, afecciones renales, diabetes, etc. En estos casos esas comidas se transforman en algo altamente negativo.
No debemos olvidar que para lograr una alimentación adecuada es muy importante la variedad de alimentos consumidos, la calidad de los mismos y su cantidad.
El vivir apurado, tener muy poco tiempo en el trabajo para comer, el costo de comer fuera de casa, son elementos que nos inducen habitualmente a utilizar de este tipo de comidas pre-elaboradas. Pero lo importante es que igual podemos mejorarlas si nos empeñamos en ello.
Podemos modificar muchas veces estos alimentos con algo de esfuerzo y creatividad. Adaptarnos y mejorar las circunstancias es siempre mucho más saludable.